jueves, diciembre 28, 2006

V

Bendito el arrabal de la milonga,
los tangos de Gardel y de Lepera,
el rimel de Malena con ojeras,
el fuelle de Pichuco que rezonga;
Bendito Virulazo, meta y ponga,
la grela de Ferrer que sola espera,
el cuore de Contursi con goteras,
la flor en el ojal, musa y mistonga.
Bendito Celedonio, mano a mano,
Discépolo de sombras y de arcanos
y el tajo descarriado de tu falda;
Bendito el lupanar arrabalero,
la huella digital de los tangueros,
la esquina de Corrientes y Esmeralda.

sábado, diciembre 23, 2006

IV

Bendito el arlequín de tu alegría
que sueña con el globo y la cometa,
los segundos que llegan a la meta
al grito de “se puede todavía”;
Bendito el catalejo del vigía
que mira con los ojos del profeta,
la rara conjunción de los planetas
que dicen a los cielos “serás mía”.
Las playas solitarias con arena,
el mar enamorado de las rocas,
la blanca desnudez de las sirenas.
Bendito el universo de tu boca
que muerde con el hambre de la pena
y endulza de belleza lo que toca;

sábado, diciembre 02, 2006

III

Benditas las iglesias “rococoses”
recargadas de rosas de granito,
los “no tardes, amor, te necesito”,
los besos que demoran los adioses;
Los lobos que no quieren ser feroces,
las alas que transportan angelitos,
la boca de los besos del delito,
los pecados veniales de los dioses.
Benditas las benditas iniciales
que dibuja el amor en los cristales,
jugando con las gotas de la lluvia;
Los que cambian el postre por la cena,
las rubias que pretenden ser morenas,
las morenas que sueñan con ser rubias.

II

Benditas las amantes oportunas
que nos aman a la hora de la siesta,
las segundas guitarras de la orquesta,
los “no voy a cambiarte por ninguna”.
Bendita la inconstancia de la luna
que llora con mirada descompuesta,
Hemingway, “París era una fiesta” ,
las muchachas con pieles de aceituna.
Bendito el dromedario con jorobas
que cruza la tristeza con lo puesto,
las brujas que patentan las escobas;
El mudo abecedario de los gestos,
la callada quietud de las alcobas,
los bocetos que acaban en el cesto.

I

Benditas las Julietas sin balcones
que bajan al amor por la escalera,
las que besan con labios de enfermera,
las que van a la cama sin razones;
Las que atizan con fuego las pasiones
y prenden con dos besos las hogueras,
las que abrazan con manos alfareras,
las que curan catarro y decepciones.
Las que cuentan el cuento de la noche,
las que olvidan sin aire de reproche,
las honradas con malas intenciones;
Benditas las amantes cuidadosas,
las cobardes de tardes valerosas,
las que sueñan con príncipes marrones.