miércoles, noviembre 26, 2008

LV

Benditas las mujeres de Sabina,
febriles de discurso y de pollera,
las que guardan el llanto en la guantera,
con terca disciplina;
las que llevan el hambre en la retina,
las que fugan con novio en la frontera,
las que encienden la chispa de la hoguera
con besos de bencina;
benditas las que llevan en la mano
el sueño de una noche de verano,
de escándalo y de llama,
las que quitan la sed y el sarpullido,
las que nunca han mentido
un orgasmo de amor sobre la cama.