jueves, enero 02, 2014

XLIII

Bendita la cubana que ha partido
de su Cuba natal, sin nada puesto,
la que firma de amor el manifiesto
con dos frases de olvido,
la que sueña con ser mujer-latido,
un febrero bisiesto,
la que sabe, cabal, el presupuesto
de querer sin medir, como es debido,
la que escribe su nombre en los cristales,
la Pandora de vientos torrenciales
que en orgasmos se trueca,
la que besa con besos de conjura,
la que no tiene cura,
la que lleva la luna en la muñeca.

2 comentarios:

Vivian dijo...

Al fin llego Carlos.
¿Todo eso soy? Dios, alguien que reconoce mis parte bella (Solté la risa, estoy bromeando)

Además de la calidad y la hermosura de cada verso (en especial ese “febrero bisiesto” que me atrapó) me gusta tu capacidad de discernir detalles, o mejor dicho “retener”, tienes un ojo poético increíble, un no sé muy a tu estilo que reconocería entre mil poesías. Y ni cuento las infantiles, ahí hay que sacarse el sombrero (ya sabes que ese género me fascina)

En fin señor mío, que me la guardaré y cuando me lleven para el geriátrico si alguna vieja loca habla del poeta diré que a mí me escribió, sí, para mí. (Igual, nadie me creerá ja)
Gracias.
Besos, y besos!!!

Carlos dijo...

Qué suerte que ya estás en casa, ahora deberás poner en práctica durante un tiempo, tus dotes de enfermera. Tal vez no sea una mala medicina recitarle tus poemas en voz alta, la poesía es sanadora.

Eso es lo que pude ver que eres a través de lo que cuenta tu poesía y eso que se te ha chispoteado gran parte del blog.

Me gusta eso de que puedas identificar mi poesía entre otras miles, uno intenta contar las cosas desde su sensibilidad, a veces sale y otras no. :)

Hace mucho que no dejo poemas infantiles, recuerdo cuanto te gustó aquel de la parejita de elefantes.

Si alguna vez toca geriátrico, me llamas y prometo ir a recitarte "tu" verso, personalmente, al oído.

Besos llenos de besos.