Benditas las amantes oportunas
que nos aman a la hora de la siesta,
las segundas guitarras de la orquesta,
los “no voy a cambiarte por ninguna”.
Bendita la inconstancia de la luna
que llora con mirada descompuesta,
Hemingway, “París era una fiesta” ,
las muchachas con pieles de aceituna.
Bendito el dromedario con jorobas
que cruza la tristeza con lo puesto,
las brujas que patentan las escobas;
El mudo abecedario de los gestos,
la callada quietud de las alcobas,
los bocetos que acaban en el cesto.
sábado, diciembre 02, 2006
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2 comentarios:
Hola!
MUI BUENA, HOMBRE! cONTINUA.
Hasta siempre.
Muchas gracias David y como tu dices, "hasta siempre"
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