sábado, junio 23, 2007

XXI

Benditos sean los labios de entrecasa
que besan con empeño cotidiano,
los febreros bisiestos del verano,
la pena del amor, cuando se pasa;
benditos los rincones de la casa
que guardan el abrigo de tus manos,
los recuerdos de tiempos muy lejanos,
que salvamos del fuego de las brasas.
Bendita la pasión al descubierto
cuando llega bendita de sorpresa
endulzando las aguas del desierto,
el pan de los domingos en la mesa,
los barcos amarrados a los puertos,
la boca que repite la promesa.

sábado, junio 09, 2007

XX

Benditos los que lloran a escondidas,
los que calman a besos, sed y hambruna,
los destellos menguantes de la luna,
los ojos que te miran desvestida.
Las muchachas recién amanecidas,
los “niñatos” cantores de la Tuna,
las lágrimas de sal, una por una,
que velan con esmero las heridas.
Benditas las postales de turismo,
el sol que desenreda los veranos,
las esquelas de amor bajo la almohada;
el grito que nos salva del abismo,
las penas que curamos con las manos,
los besos que se dan con la mirada.

sábado, junio 02, 2007

XIX

(un maldito, que los hay los hay, entre tantos benditos)

Malditos los don juanes de opereta,
que se piensan pupilos de Romeo,
los que violan las cartas de correo
sin asomo de hombría ni etiqueta.
Los rufianes de cuarta a la violeta
que no pasan de ser patitos feos,
los que mienten en nombre del deseo,
exhibiendo, vulgares, la bragueta.
Malditos los amantes de bolsillo,
los que espían detrás de los visillos
con los ojos en sangre, enrojecidos;
los que a falta de vidas personales
convierten lo que tocan en fangales,
como Midas de dones invertidos.