viernes, marzo 28, 2008

XLVII

Benditos los que dan sin exigencia,
ni mezclan el cristal con el granizo,
los que creen que existe el paraíso
de la correspondencia.
Los que marchan livianos de advertencias,
sin requerir mortales compromisos,
los que entregan el alma sin aviso,
ni pompas de estridencia.
Benditos los que piden nunca nada,
los que llevan la vida bautizada
con agua de lloviznas pasajeras;
los que siguen la ruta del abrazo,
sin cambiar nunca el paso,
ni cruzarse de acera.


(sin quitar una coma, de lo dicho y lo puesto)

sábado, marzo 22, 2008

XLVI

Bendito el aquelarre de las brujas,
los ogros de profético destino,
los fantasmas que tejen con agujas
sus sábanas de lino;
la mano misteriosa que dibuja
espectros de poderes adivinos,
las hadas en sus casas de burbujas,
al pie de los caminos.
Los duendes de la noche, las “vampiras”
que se beben la sangre de mis besos,
sedientas de mi boca,
los cuentos de terror y de mentira
que nos hacen temblar hasta los huesos,
cuando el miedo nos toca.


Para Sofi, en sus valientes cuatro añitos.

viernes, marzo 14, 2008

XLV

Bendita la taurina que arremete
contra todo temor, con alto brío,
la niña que levanta entre dos ríos
su casa de juguete;
sus años que no suman treinta y siete,
tan cerca de los míos,
la boca de alfajor y de rocío
del beso que promete.
Bendito el almenar donde acuartela
recetas de cocina de su abuela
que nadie más conoce;
el ancho de su cielo provinciano,
las líneas de la palma de su mano,
que no saben de olvido ni de adioses.

(y eso que no me nombraste)

sábado, marzo 08, 2008

XLIV

Bendita la que en chelo se deshace,
con el alma en la punta de los dedos,
la que borra las culpas y los miedos
a fuerza de compases;
la chelista más bella de su clase,
sabedora de viñas y viñedos,
la que enreda la luna donde enredo
este verso que nace.
Bendito cada nota de sus manos,
donde sano
los besos de mi boca;
el adagio de bruma de los días,
su modo de ser mía
cuando toca.


(escrito al compás de tu música)

sábado, marzo 01, 2008

XLIII

Bendita la pasión cuando desata
temporales de mar embravecido,
los relojes que cuentan los latidos,
las cartas que terminan con posdata;
tus manos con que anudas mi corbata,
las mías, que te quitan el vestido,
esos meses que pasan aburridos
y el tiempo desbarata;
cierta pena tenaz de amor nocturno
y el beso del otoño taciturno
con que beso tus labios y los muerdo;
bendito ver llover por la ventana,
pensado que mañana,
la lluvia de anteayer será un recuerdo.